El conflicto entre la Nación y la Provincia de Buenos Aires explicita lo peor de la coparticipación. Resulta muy paradójico que en la provincia más rica de la Argentina la seguridad dependa de la ayuda nacional…
Por Agrositio. 05/03/2025 | 09:03
Otra evidencia de lo prioritario que es un Acuerdo de Coordinación Tributario y Funcional para superar la coparticipación.
Ante los dramáticos hechos de inseguridad en el Conurbano, el presidente le pidió al gobernador de la Provincia de Buenos Aires que le deje intervenir la provincia para que la Nación resuelva al tema. El gobernador respondió que el origen del problema es que la Nación le dejó de mandar fondos para combatir la inseguridad. El acalorado debate gira entre dos visiones extremas. Para el presidente la causa del problema es la mala gestión de la Provincia de Buenos Aires, mientras que el gobernador considera que el origen está en que no cuenta con fondos suficientes para combatir el delito.
Las provincias reciben desde el nivel central dos tipos de transferencias. Por un lado, las transferencias automáticas a través de la coparticipación. Esto consiste en poner todos los impuestos nacionales en una bolsa (masa coparticipable) y distribuirlos con parámetros fijos y de manera automática entre la Nación y las provincias. Las transferencias no automáticas o discrecionales, por el otro, son recursos de la Nación que decide (o no) enviar a las provincias. Por ejemplo, Kicillof recibía del gobierno nacional anterior una transferencia discrecional para un Fondo de Fortalecimiento Fiscal que Milei suspendió y es lo que Kicillof reclama.
La pregunta que cabe hacerse es por qué Buenos Aires necesita transferencias discrecionales de la Nación para brindar un servicio de seguridad razonable. La coparticipación ayuda a encontrar la respuesta. Según datos del Ministerio de Economía se observa que:
Los habitantes de la Provincia de Buenos Aires aportan aproximadamente el 33% de los recursos que forman la masa coparticipable.
La Nación se apropia del 43% de la masa coparticipable y el conjunto de las provincias del restante 57%.
La Provincia de Buenos Aires recibe sólo el 13% de la masa total coparticipable.
Estos datos muestran que la Provincia de Buenos Aires recibe por la coparticipación apenas 1 de cada 3 pesos que aporta a la masa coparticipable. La contrapartida es que la Nación se apropia de una muy alta proporción de la masa coparticipable. Esta es una de las principales explicaciones para la paradoja de que la provincia más rica de la Argentina sea dependiente de las ayudas de la Nación con transferencias discrecionales. Como históricamente el gobierno nacional y el de la Provincia de Buenos Aires fueron del mismo color político la ayuda nacional fluía. Con el cambio de colores políticos queda explícita la extrema dependencia que sufre la Provincia de Buenos Aires de la ayuda nacional.
La coparticipación es perversa y un ejemplo extremo es la Provincia de Buenos Aires. Le quita recursos y la hace dependiente crónica de las “ayudas” de la Nación. Para los gobernantes de la Provincia de Buenos Aires la prioridad es congraciarse con la Nación en lugar de mejorar la gestión pública. Con estos incentivos no sorprende que la Provincia de Buenos Aires tenga niveles de calidad de gestión pública similar a las provincias más atrasadas. Lo trágico es que ante los sucesivos y rotundos fracasos –no solo en seguridad, sino también en educación, salud, infraestructura– no se cuestiona la coparticipación como origen del problema. Simplemente se diluyen las responsabilidades echando la culpa a la Nación que no manda las “ayudas” suficientes.
Los malos incentivos que genera la coparticipación son extensivos a todas las provincias. Por eso, la prioridad es establecer un régimen superador. En lugar de colocar todos los impuestos nacionales en la bolsa de la masa coparticipable, se debería unificar el IVA con Ingresos Brutos y tasas municipales en un único impuesto a las ventas que debería asignarse al territorio donde el impuesto se generó. De esta forma, Buenos Aires se podría financiar con los impuestos que genera su vibrante actividad productiva y su gobernador no tendrá excusas para justificar los fracasos. Para las provincias más rezagadas, que no tienen tanta actividad productiva, prever un fondo de convergencia que le remita automáticamente recursos condicionados a inversiones para el desarrollo.
Tiene razón el presidente que Buenos Aires está muy mal administrada y también el gobernador que los recursos que recibe la provincia son insuficientes. La solución pasa por eliminar el pernicioso régimen de coparticipación a través de un Acuerdo de Coordinación Tributario y Funcional entre la Nación y las provincias (no necesariamente todas) para que cada provincia sea artífice de su destino. Es un desafío complejo, pero no imposible.
Fuente: IDESA