Por el derrumbe de la cosecha, apenas se han anotado 235.000 toneladas de exportación 2023/24. Y el precio tampoco ayuda: desde principios de año, cayó U$S 70.
El sacudón que provocó la sequía en el mercado granario argentino tiene en el trigo una primera muestra muy evidente: de la cosecha 2023/24 solo se han anotado 235.000 toneladas de exportación, cuando un año atrás eran tres millones.
Más allá de que los negocios anticipados de la campaña 2022/23, pasadas 18 semanas desde el inicio del ciclo comercial del cereal, fueron récord un año atrás, este desplome es una aproximación a lo que probablemente suceda también con el maíz y la soja.
Estos datos fueron presentados por el economista Bruno Ferrari, de la Bolsa de Comercio de Rosario, en uno de los documentos que forma parte del informativo semanal de la entidad.“El mercado de trigo atraviesa momentos difíciles con una caída de la producción del 50% respecto al año pasado, algo que el mercado no esperaba en absoluto”, resume Ferrari.
Y recuerda que había 8,8 millones de toneladas para exportar de la campaña 2022/23, que no se cumplirán porque la cosecha fue de apenas 11,5 millones y hay que garantizar un abastecimiento al mercado interno de 6 millones.
La solución fue permitir a los exportadores prorrogar algunas de estas ventas y que las exportaciones efectivas del presente ciclo comercial apenas alcancen las cinco millones de toneladas.
EL TRIGO 2023/24
“Respecto a la nueva campaña 2023/24, es momento de iniciar las siembras, pero el panorama no es muy claro. Las necesidades económicas del productor indican que se tendría que sembrar toda el área posible de trigo, pero las condiciones de reservas de agua en los suelos son malas en buena parte del área triguera salvo el extremo sur de Buenos Aires”, repasa Ferrari.
De allí que no sorprenda el cambio de patrón comercial revelado por la Secretaría de Agricultura, Ganadería y Pesca: para el ciclo 2023/24 solo hay anotadas 235.100 toneladas de exportación, cuando a esta altura del año pasado los productores ya habían comprometido tres millones (un récord).
Sobre este punto, Ferrari rememora que, desde el ciclo 2018/19, los exportadores comenzaron originar mercadería de forma muy anticipada, algo que no se observaba en campañas previas, y que en ese camino los volúmenes comprados por adelantado estaban siendo cada vez mayores.
El año pasado hubo dos factores que adelantaron todo: los excelentes resultados de la cosecha 2021/22, las expectativas de una buena producción 2022/23 (que finalmente fue un fracaso) y los precios del trigo que se habían disparado por el conflicto entre Rusia y Ucrania.
MERCADO EN BAJA
La trayectoria de los precios, ahora, es completamente distinta: según Ferrari, si se toma la posición diciembre de 2023 en el Matba-Rofex –precio a cosecha–, entre enero y mayo el valor se redujo U$S 70 la tonelada, hasta U$S 222,5 registrados el miércoles pasado.
“Es decir, son valores muy por debajo del año pasado a esta altura y próximos a romper a la baja la barrera de 2021”, indica el economista.
¿Y qué puede pasar en el futuro inmediato? “En un contexto en que los productores no comprometieron un gran volumen de mercadería, la situación futura de los precios a cosecha estará supeditado tanto a factores internos como externos”, responde.
Por el lado externo, hay presión bajista ante buenas perspectivas de cosecha en el hemisferio norte. Pero puede haber algunos incentivos a recuperación de precios ante los renovados problemas en el Mar Muerto, por la decisión de Rusia de entorpecer el “corredor seguro de granos” que permite la salida de exportaciones de Ucrania; y también porque, además de Argentina, en Australia (los dos principales proveedores del hemisferio sur) se proyecta una caída de la cosecha.
“A nivel de los factores locales, en el corto plazo el mercado comenzará a incorporar en las expectativas las hectáreas de trigo que se puedan sembrar y, en este caso, hay que ver qué sucede con las reservas de agua las próximas semanas y cómo se concretarán las intenciones de implantación de trigo 2023/24”, añade Ferrari.
Al mismo tiempo, completa que la exportación está muy comprada, con compromisos de embarques que pudieron diferir a futuro, por lo que no hay tanto apuro por garantizar volumen.