Esta oleaginosa de invierno se utiliza como materia prima para la producción de biodiesel y como ingrediente para la nutrición animal. La oportunidad de ganar dinero con un cultivo que no solo otorga servicios agronómicos sino también renta.
Por Lucas
Mich
Louis Dreyfus Company (LDC) y Global Clean Energy Holdings (GCEH), Inc. acordaron promover conjuntamente el cultivo sustentable de Camelina sativa (Camelina) en la Argentina, Paraguay y Uruguay.
Este acuerdo estratégico sustenta la expansión de las actividades de producción de camelina de Global Clean Energy en Sudamérica y refuerza la posición de LDC como el proveedor preferido de semillas de calidad entre los productores agrícolas de la región.
En ese marco, LDC gestiona la originación y los contratos con los productores –asegurando que toda la producción cuente con la certificación de sustentabilidad correspondiente-, así como la logística posterior a la cosecha y el procesamiento en harina y aceite. Pero además, la firma, le brinda la semilla sin cargo a quienes deseen sumarse al proyecto.
“La camelina es un cultivo de ciclo muy corto, que se siembra en Argentina entre junio y julio y se cosecha a finales de octubre y primer quincena de noviembre. Se considera un cultivo con rentabilidad, además de los beneficios agronómicos que aporta el sistema”, destacó el ingeniero agrónomo Juan Ignacio Lavagnino, Líder de desarrollo de producto en LDC.
El especialista mencionó a Infocampo uno de los aspectos sustanciales que posibilita cultivar esta oleaginosa invernal en los sistemas productivos de invierno en el país.
“El corto ciclo del cultivo nos permite estar liberando el lote de manera temprana para iniciar una siembra de soja a finales de octubre o principio de noviembre o un maíz tardío, teniendo en cuenta que camelina corta el consumo de agua unos 20 días antes de la cosecha, con lo cual podemos tener humedad en el perfil que aproveche el cultivo de verano”, expresó el entrevistado.
CULTIVO DE SERVICIO CON RENTA
La camelina se utiliza como materia prima ultra baja en carbono para la producción de combustibles renovables y como ingrediente para la producción de alimentos para animales con alto contenido proteico.
“Es un cultivo que mantiene el lote ocupado durante el invierno, consumiendo muy poca agua y aportando los beneficios de cualquier cultivo de cobertura al sistema agrícola”, aseguró confirmando sus beneficios.
Pero además fue más allá en sus conceptos: “Le suma carbono al sistema, intensifica las rotaciones, mantiene vivo y cubierto al suelo en el invierno, aporta a la competencia con las malezas, libera el lote antes y además genera rentabilidad”, expresó.
Actualmente se cultivan alrededor de 10.000 hectáreas en la Argentina, pero se espera que la superficie supere las 30.000 hectáreas durante la próxima temporada, además del objetivo de desembarcar en Uruguay en 2024.
“En nuestro país tenemos más de 10 millones de hectáreas que quedan de barbecho en el invierno, y que cuentan con precipitaciones suficientes para tener otro cultivo en ese momento sin competir con el cultivo de verano. En este tiempo, el productor tiene improductivo el lote, además tiene que lidiar con las malezas que es un problema creciente, sin fijar carbono, sin aprovechar esos milímetros”, insistió.
Además, el ingeniero fue al hueso. “Nuestra propuesta es que la inversión que hoy hace el productor para tener el lote limpio de malezas durante el invierno o bien para la sembrar un cultivo de servicio, la haga sobre un cultivo de renta, nosotros entregamos la semilla, sin costo y lista para sembrar, va a tener el aporte agronómico del cultivo y una renta al final, previa al cultivo de verano”, argumentó.
PRODUCCIÓN BAJO CONTRATO
En el caso de LDC, la producción se realiza bajo contratos cerrados, y la firma se compromete a comprar toda la producción.
“Global Clean Energy invirtió en una refinería en California (EEUU) para la producción de biocombustibles, la demanda internacional del aceite de camelina es ilimitada. Eso nos muestra la dimensión del proyecto a nivel global”, contó.
Por último brindó detalles de la propuesta comercial: “Esta campaña el precio de Camelina se construyó a partir del mercado de soja de Chicago más una prima, actualmente los productores que están cosechando y entregando Camelina están recibiendo, dependiendo del día de entrega, alrededor de U$S 600 por tonelada”.
“Si tenemos en cuenta que el cultivo para implantarlo y llegar a cosecha nos cuesta alrededor de U$D300/ha., y buscamos lograr entre 800 a 1000 kg/ha., es una buena propuesta desde lo comercial”, reconoció Lavagnino.
DESARROLLO DE CALIDAD
En tanto, el Ing. Agr. Darío Girotti, Breeder para Camelina Company con base en Pergamino y del cual depende el desarrollo del germoplasma en Sudamérica, agregó más información sobre este proyecto.
“Después de hacer ensayos con 20 variedades en la Argentina durante los últimos dos años, Global Clean Energy Holdings identificó las mejores variedades para difundir en la región”, manifestó el especialista.
En ese marco, informó que GCEH cuenta con uno de los programas de Camelina más grandes del mundo, a partir de sus dos empresas que realizan mejoramiento genético en el cultivo.
“Se trata de Sustanable Oil en Estados Unidos y Camelina Company en Europa, y de las cuales se eligió el germoplasma para Sudamérica”, sostuvo a nuestro medio el Breeder.
Por su parte, dijo estar “muy esperanzados” con el cultivo en la Argentina y su región. “Tiene muy buena adaptación, el material genético está a la altura y con pocos ajustes en el manejo creemos que el productor Argentino se va a encontrar con un cultivo que realmente aporta al sistema”, concluyó.