Según datos del INTA, a la persistencia de La Niña se suma otro fenómeno que puede influir negativamente: el dipolo del Océano Índico. Junio se va prácticamente sin lluvias.
Junio está finalizando de la misma manera en que lo comenzó: prácticamente sin lluvias, sobre todo en la región agrícola central del país, que es la más productiva y donde se implanta gran parte del trigo argentino.
La pregunta que se hacen los productores es qué pasará en los próximos meses y la respuesta no es alentadora: un informe del Instituto de Clima y Agua del INTA afirma que lo más probable es que la escasez de agua continúe; no solo por La Niña, sino porque otros fenómenos asociados a los océanos no ayudan.
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Según Natalia Gattinoni, meteorológa del Instituto, las anomalías de frío en el Océano Pacífico Ecuatorial, que son claves para el desarrollo de La Niña, han disminuido, pero siguen siendo la categoría más probable de ocurrencia.
“De acuerdo a los modelos internacionales para el trimestre julio-agosto-septiembre se prevé que continúe esta fase fría con un 52 % de probabilidad de ocurrencia, mientras que la transición a una fase neutral es del 46 % para dicho trimestre. Si se mira la evolución de las anomalías de las temperaturas de la superficie del mar en el Océano Pacifico Ecuatorial para el próximo trimestre, todos los modelos predicen condiciones frías con valores umbrales entre condiciones neutrales y La Niña”, puntualizó.
NO SOLO ES LA NIÑA
Según la especialista, es importante destacar que no solo se debe monitorear este fenómeno a gran escala, sino que también, a escala sub-estacional.
“Durante los próximos meses también se sigue la evolución de otros fenómenos oceánico-atmósfericos como, por ejemplo, el dipolo del Océano Índico”, explicó. Este es un fenómeno que, a escala global también influye sobre el régimen de lluvias en nuestro país y que, durante su fase negativa, puede inhibir la formación de precipitaciones.
Por esta razón, la conclusión a la que llegó Gattinoni, es que “la evolución de las condiciones climáticas y las perspectivas de corto plazo indican que vuelve a manifestarse claramente un contexto de escasez de agua al inicio de la campaña de fina”.
Desde un punto de vista agronómico, las lluvias que podrían esperarse, sólo permitirán recuperar disponibilidad de agua en el horizonte superficial. Al ser una campaña que comenzó con restricciones hídricas, “las decisiones agronómicas deben considerar siempre la disponibilidad de agua en profundidad y el conocimiento de los ambientes lote por lote”, prosiguió la especialista.
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“Todas las grandes regiones del cono sur siguen afectadas por manifestaciones cada vez más frecuentes de escasez de agua, y hasta el momento la proyección de los océanos no nos beneficia”, completó.
LOS DATOS DE LA SEQUÍA
Según los datos del INTA, junio extendió la racha seca: se extendió a más de 30 días la cantidad de jornadas con precipitación inferior a los cinco milímetros diarios.
En particular, en áreas de Córdoba llevaban un total de 39, y en Santa Fe – Reconquista 56, aunque durante el último martes recibieron algunas lluvias, pero con acumulados inferiores a los 10 milímetros. El panorama es similar en el centro y norte de la provincia de Buenos Aires, donde en Azul, Bolívar y Olavarría totalizan 57 días sin precipitaciones significativas.
“Esta ausencia de precipitaciones y la escasa demanda evaporativa durante esta época permitieron que las condiciones hídricas de los suelos no presentaran cambios con respecto a los días previos, mostrando una disminución del contenido agua disponible con respecto al máximo posible en la región centro-este del país”, indicó Gattinoni.
Según el modelo BHOA-FAUBA-SMN, actualizado al 28 de junio, el porcentaje de agua útil en la capa arable, es inferior al 20% en Córdoba, Santa Fe, La Pampa (norte), Buenos Aires (centro, centro-oeste y noroeste) y Entre Ríos (oeste).
Además, en el resto de Entre Ríos, Buenos Aires (norte, noreste y centro este) y La Pampa (centro del área agrícola) este indicador se encuentra entre el 25% y 35%. Finalmente, en La Pampa (sur del área agrícola) y Buenos Aires (franja sur), el porcentaje de agua en la capa arable presenta valores de entre 40 y 70 %.
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Por el contrario, la región del noreste argentino ha finalizado el mes con lluvias superiores a los 20 milímetros, sumando las lluvias registradas en Entre Ríos durante el martes 28. En particular, estas últimas lluvias permitieron una recarga de los primeros centímetros del suelo.
En esa línea, Gattinoni aseguró: “en esta región, al igual que en la Provincia de Buenos Aires, se estiman condiciones adecuadas de agua útil en el perfil de los suelos, en particular sobre el sur de la esta provincia”.
TAMBIÉN EL FRÍO
De acuerdo con la especialista, “las bajas temperaturas también han sido característica de este último mes, que, sumado a mayo, hicieron que en varios puntos de la Región pampeana se llegaran a contabilizar más de 30 días con heladas agronómicas y registros de temperaturas mínimas inferiores a los 3.0°C”.
Por ejemplo, “el INTA Balcarce alcanzó más de 20 días con temperaturas bajo este umbral al igual que Pergamino, hacia el norte Las Breñas y Sáenz Peña, tuvieron más de ochos días con temperaturas bajo este umbral y en particular varios días seguidos”, comentó Gattinoni.
Y sentenció: “Estas bajas temperaturas han condicionado el crecimiento de los trigos ya implantados”.