Las precipitaciones ocurridas al principio de mes no abarcaron a todas las zonas y hay algunas donde el deterioro del trigo siguió sin revertirse, según la Bolsa de Comercio de Rosario. Otra vez, las esperanzas están puestas en el sudeste de Buenos Aires.
El trigo de la campaña 2023/24 no logra escapar de los efectos de la falta de agua: de acuerdo con el informe de estimación mensual nacional de la Guía Estratégica del Agro (GEA) de la Bolsa de Comercio de Rosario, las lluvias de principios de septiembre no alcanzaron para revertir el deterioro que traía el cereal en muchas zonas y el pronóstico de cosecha se reduce en 600.000 toneladas, a 15 millones.
Estas previsiones están en línea con el Departamento de Agricultura de Estado Unidos (USDA, por sus siglas en inglés), que en su último informe de oferta y demanda mundial, también redujo sus previsiones para Argentina.
Para ese organismo, la estimación de cosecha bajó de 17,5 a 16,5 millones de toneladas y la previsión de exportaciones, de 12 a 11,5 millones.
Del mismo modo, la Bolsa de Cereales de Buenos Aires dijo que finalmente hubo 100.000 hectáreas de trigo que no se implantaron, dentro de las que se habían proyectado inicialmente.
EL TRIGO, EN BAJA
El mes pasado, la entidad rosarina estimaba un horizonte productivo en torno a las 15,6 millones de toneladas. Y si bien septiembre comenzó con lluvias en el centro y este del país, no cambió el escenario de sequía sostenida en el NOA, la mayor parte de Córdoba, La Pampa, el centro y norte de Santa Fe y el oeste de Buenos Aires.
“Esta situación se suma a la faltante extrema de agua en el oeste, tras la feroz sequía del verano, y un otoño que privilegió solo la franja este con un importante pulso de agua a fines de mayo”, señalaron desde la GEA.
Ese escenario de escasez determinó una nueva caída de siembra, lo que sitúa al ciclo 2023/24 como la siembra más baja de los últimos 8 ciclos trigueros de argentina.
LA CONDICIÓN DEL CULTIVO, EN LA MIRA
Otro dato que preocupa es la condición del cultivo, porque más de 1,7 millones de hectáreas – —el 32% del trigo sembrado— se halla en condiciones regulares a malas.
De este modo, y con un área sembrada de 5,4 millones de hectáreas, las 15 millones de toneladas calculadas en el GEA marcarían un crecimiento del 30% con respecto al trigo 2022/23, pero sería la cuarta producción más baja de la última década.
“Dos años atrás, un septiembre recargado se sumaba a excelentes condiciones de siembra que encauzaban al trigo en una súper campaña que terminó arrojando una producción récord de 23 millones de toneladas”, recordaron.
Pero en el mes en curso, indicaron que las lluvias estuvieron mucho más acotadas al centro y este de la región pampeana, y siguen sin cambios las malas condiciones de humedad en los suelos del oeste y norte de Argentina.
De todas maneras, reconocieron que más allá de estos problemas, la situación es mucho mejor que hace un año.
En esos días, las primeras lluvias importantes de la región pampeana llegaban entre el 18 y 19 de setiembre y ya había más de 2,5 millones de hectáreas en estado regular a malo en Argentina.
EL MAPA DEL AGUA
Con estas lluvias acotadas, el trigo cumple con sus etapas de macollaje, encañazón y espigazón, por lo que el déficit hídrico se agrava en el norte y oeste del país.
Los lotes de trigo de Córdoba, Chaco, Santiago del Estero, centro y norte de Santa Fe; norte de la Pampa y oeste de Buenos Aires son los más afectados.
Solo en Córdoba, se estima que hay 400.000 hectáreas en condiciones regulares a malas de las 600.000 sembradas. En Chaco y Santiago del Estero, las lluvias no fueron suficientes y sumado a vientos y temperaturas muy elevadas, la proyección de rindes oscilan entre los 10 y 20 qq/ha.
“En el sur de Santa Fe, el trigo experimenta una notable mejoría, pero del norte de Rosario para arriba siguen muy preocupados por la falta de agua”, remarcaron.
Hacia el sudeste bonaerense, el panorama es optimista y sin problemas por excesos de agua, el trigo tiene posibilidades de alcanzar rindes muy buenos a excelentes en este año.
En el caso de las zonas afectadas por la sequía -y que aún están a tiempo de revertir la situación- puntualizaron que el comportamiento de las lluvias de los próximos 30 días será determinante para evitar que las pérdidas se incrementen.