La ONU lo declaró a nivel internacional para reconocer el papel que cumplen estas mujeres en el desarrollo, la seguridad alimentaria y la erradicación de la pobreza
- 15 de octubre de 2023
- 11:23
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Hoy, 15 de octubre, se celebra el Día Internacional de las Mujeres Rurales. Fue declarado por la Asamblea General de las Naciones Unidas en diciembre de 2007 con el fin de reconocer el papel que cumplen las mujeres en el desarrollo, la seguridad alimentaria y la erradicación de la pobreza. La primera vez que se conmemoró fue al año siguiente, en 2008.
El organismo señala que conseguir la igualdad de género y empoderar a las mujeres rurales no solo es lo correcto, “sino que es un ingrediente fundamental en la lucha contra la pobreza extrema, el hambre y la desnutrición”.
“Las mujeres rurales, una cuarta parte de la población mundial, trabajan como agricultoras, asalariadas y empresarias. Labran la tierra y plantan las semillas que alimentan naciones enteras. Además, garantizan la seguridad alimentaria de sus poblaciones y ayudan a preparar a sus comunidades frente al cambio climático”, destacan.
En la Argentina, según el Censo Nacional Agropecuario 2018 (CNA-18), de las 210.664 explotaciones agropecuarias gestionadas (EAP), el 20% están dirigidas por mujeres productoras. “La participación de las mujeres se concentraba en las EAP de menor tamaño; el 22% gestionaba EAP de hasta 5 hectáreas y; en tanto solo un 0,5% gestionaba EAP de más de 10.000 hectáreas. Casi el 80% de las EAP de dominio privado gestionadas por mujeres eran de su propiedad”, concluyó el CNA-18.
En detalle, son unas 43.108 EAP gestionadas por el género femenino. De ese número, el 83,6% eran explotaciones con límites definidos y mixtas y el 16,4% restante no tenían límite definido. ”Las primeras están compuestas por 52.727 parcelas con una superficie de 13.470.814 hectáreas, es decir, el equivalente en superficie a la extensión de la provincia de Santiago del Estero”, dice el documento elaborado por el Indec.
Dentro de esas 43.108 EAP gestionadas por mujeres, “en 41.949 EAP (97,3%), el país de nacimiento de la productora era la Argentina; en 767 (1,8%), las productoras eran de países limítrofes; en 326 (0,8%), nacieron en otros países; y sin discriminar país de nacimiento se relevaron 66 EAP (0,2%)”.
En cuanto al perfil de la mujer rural, el censo reveló que más de la mitad de las mujeres productoras se encontraba en un rango etario de entre los 40 y los 64 años, un 31% pertenecía a la franja de 65 y más y el 16% eran mujeres de hasta 39 años.
En relación a la educación, la mitad de las mujeres productoras (unas 21.340) alcanzaron un nivel educativo primario; unas 10.031 el nivel educativo secundario, unas 4745 tenían un terciario y otras 3832 habían llegado a la universidad: “Solo un 4% había recibido educación con orientación agropecuaria”. En el caso de su lugar de residencia, un 57% (24507) de las productoras consultadas señaló vivía en el campo residían en la explotación.
En cuanto a los trabajos que desempeñan en las explotaciones agropecuarias, para destacar están las peonas generales con un 29%; luego un 12,7% las encargadas; un 3,8 % las profesionales y; un 2,2% las operadoras de instalaciones de tambo.
Para la ONU Mujeres, “las campesinas sufren de manera desproporcionada los múltiples aspectos de la pobreza y pese a ser tan productivas y buenas gestoras como sus homólogos masculinos, no disponen del mismo acceso a la tierra, créditos, materiales agrícolas, mercados o cadenas de productos cultivados de alto valor”.
“Tampoco disfrutan de un acceso equitativo a servicios públicos, como la educación y la asistencia sanitaria, ni a infraestructuras, como el agua y saneamiento. Las barreras estructurales y las normas sociales discriminatorias continúan limitando el poder de las mujeres rurales en la participación política dentro de sus comunidades y hogares. Mundialmente, con pocas excepciones, todos los indicadores de género y desarrollo muestran que las campesinas se encuentran en peores condiciones que los hombres del campo y que las mujeres urbanas”.
“No olvidemos sus demandas, apreciemos su labor en el suministro de alimentos y servicios en zonas menos desarrolladas y reivindiquemos unas zonas rurales en las que puedan contar con las mismas oportunidades que los hombres”, destacan en el organismo.